DÍA 11: OCÉANO

DÍA 11: OCEÁNO

Tan vasto que amedrenta, tan profundo que cautiva, tan misterioso que colma nuestra imaginación hasta desbordarla.

Para el ser humano no hay mayor atracción que lo desconocido, que aquello que supone un reto, los lugares más ignotos donde clavar una bandera y bautizar con un nuevo nombre la región descubierta.

En el océano no se pueden clavar banderas. No es nuestro medio y por tanto solo podemos visitarlo temporalmente, sin quedarnos sumergidos, sin construir ni edificar.

El agua es nuestro medio de vida y ya sea en pequeñas o grandes proporciones es sinónimo de vida. Una charca, un arroyo, un río, pasando por inmensas masas como los mares u océanos, el agua es el principio. De ahí nace todo. Entonces, ¿por qué maltratamos el mar? ¿Por qué en lugar de banderas hemos clavado basura en su fondo?

Para una mayoría el océano es algo que se debe respetar. Puede ser un sitio placentero donde bañarse o una trampa mortal durante una tormenta. Sus aguas son cálidas invitando a sumergirse o pueden ser frías e inhóspitas. El mundo es tan grande y el agua tan abundante que sus formas y condiciones la hacen inmensamente rica.

Contemplar el caótico baile de las olas desde una orilla o hacerlo desde un barco, navegando por mar abierto sin ser capaz de ver en derredor más que mar, es una sensación que para algunos puede provocar desasosiego o intranquilidad. A mí me llena de paz mecerme con él, escuchar la canción que crea el rumor del casco de proa chocando suavemente mientras avanza.

Océano, me descubro ante ti, absolutamente embelesado por tu magia y tu grandeza, admirando tu baile infinito, tu arrullo cuando paseo por tus dominios. Océano indómito que sigues conservando el misterio que te define, que provocas tantos sentimientos en nosotros, tan dispares… No dejes de bailar que el resto de mi vida quiero compartirla contigo…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Volver arriba