Yuval Harari: una voz influyente de este siglo XXI.

Hay ocasiones en que algo inusual alcanza tu presente. Esto me ha sucedido con la lectura de una trilogía de #yuvalnoahharari empezando con #sapiens, conectando con #homodeus y para rematarlo con #21leccionesparaelsigloxxi .
Determinados sucesos llegan de forma absolutamente inesperada, de la mano de un desconocido y que te aporta más que a través de canales aparentemente más fiables.
Y decides probar, porque de las veces que gente de tu alrededor te recomienda cosas, desechas unas en favor de otras. No sé bien de qué depende pero sucede. En esta ocasión creo que era el momento adecuado.
Quiero recomendar si más preámbulos estas obras que ayudan a recolocar, cuestionar y favorecer el librepensamiento.
En palabras de la famosa escritora #julianavarro , “El libro definitivo para entender quiénes somos”.
Y en palabras de #billgates, “La conversación definitiva sobre cómo abordar a escala global los problemas del siglo XXI.
Se trata de una lectura profunda pero amena, que aconsejo leer a sorbitos pequeños y medidos para que como con un buen vino, se pueda paladear cada frase, cada idea y cada mirada sin que una prevalezca sobre otra.
Haceos un favor y al menos echadle un vistazo. Tal vez a alguien como me sucedió a mi le cambie la perspectiva de ciertas cosas…

RELATO: VIAJE EN AUTOBÚS

RELATO: VIAJE EN AUTOBÚS

Centenares de personas se han sentado a mi lado de camino al trabajo en los últimos meses y no sería capaz de recordar sus rostros. Pero hoy me he fijado en uno que me ha llamado la atención; un adolescente preocupado y taciturno, con la mirada envejecida, algo inusual a una edad donde el mundo es un lugar mágico por explorar y se tiende a la inmortalidad. A partir de entonces he inventado un juego que me amenice el viaje: cómo debe de ser la vida de esas personas con quienes comparto cada día un trocito de nuestro universo común.

Pienso entonces que ese adolescente está sufriendo su primer desamor, ese que tanto marca pero que antes de lo que imagina habrá dejado de doler. Lo mismo me sucedió a mí, hace tantísimo tiempo.

Me fijo al día siguiente en un señor de edad avanzada que arrastra sus delgados huesos hasta mi lado. Quiero suponer que en un pasado lejano, cuando era más joven y su huesos no tan frágiles, realizaba un trabajo importante; director de orquesta, deleitando a un auditorio embriagado ante su música. Poseen sus ojos una energía vital que contrasta con su físico deteriorado. Y me imagino que es ese tal vez, un espejo en el que me miraré en el futuro…

Otro de esos anodinos días de autobús, observo a una mujer que no de deja de mirar fijamente su móvil. Fantaseo que espera ansiosa un mensaje con el resultado de su biopsia. Tiene cara de preocupación y no de mirada distraída buceando en las redes sociales. Lleva esperando demasiado tiempo una respuesta que le devuelva la ilusión por el futuro…

No siempre lo que sucede es lo que pensamos. La gente que tenemos al lado durante pequeñas fracciones de nuestro tiempo parece muy distinta a nosotros, cuando en realidad nos mueven a menudo los mismos sueños y angustias. Con este juego que es solo para mí, advierto cosas que nos acercan a los demás. Con mi imaginación pretendo encontrar lo que nos conecta, desechando mi parte egoísta, una parte insignificante en realidad.

Tantos contactos cercanos con los demás nos son muchas veces indiferentes. Solamente necesitan una pequeña chispa para prender una conversación, un parpadeo en este asombroso decorado que nos rodea.

Semanas después coincido con ese adolescente de semblante serio de días atrás, y vuelve a sentarse dos filas por delante, con su mano entrelazada a la de una preciosa muchacha. No puedo esconder mi sonrisa inundada de una alegría que tal vez únicamente yo comprendo. Me regocijo ante mi entrometido pasatiempo, amenizando mis viajes, acercándome así a una generosa visión de este particular universo que me rodea…

ARREPENTIMIENTO

ARREPENTIMIENTO

No debería sentirme así pero no puedo evitarlo. Me repito que no me he equivocado, que era lo que tenía que hacer. Siempre se dice que para que el mal triunfe solo es necesario que los buenos nos quedemos mirando y no hagamos nada.

¿Pero acaso soy yo el bueno?. ¿No me he transformado en una copia insana de mí mismo? 

No sé qué pensar. Me atormenta el crimen que he cometido y al mismo tiempo siento que no podía hacer otra cosa. No pude mirar hacia otro lado, hacer como si el sufrimiento de los demás me resultase ajeno. 

Ese tipo de enfermedad que he erradicado no tenía arreglo. Si los instintos más depravados se vuelcan en los inocentes, ¿qué futuro nos aguarda?

Desde hace unos días no duermo, no puedo comer y presiento que estoy perdiendo el juicio. No pienso con claridad y cada vez que cierro los ojos revivo de forma constante cómo mi parte feroz arrancaba de cuajo la semilla podrida que brotaba en la mente de ese desalmado, con cada uno de mis golpes presentía que estaba salvando a ese niño, que tendría así una nueva oportunidad, una vida alejada de la violencia.

Me encuentro ante el dilema más importante de mi existencia. Me atormenta la culpa por quitar una vida aunque eso signifique ahorrar a un hijo los abusos de un padre perverso. 

En la soledad de mi cuarto miro el cañón del revólver como pidiéndole permiso para disparar, disculpándome anticipadamente por el destrozo, el ruido y las salpicaduras de después. No soporto más esta carga y voy a ponerle fin.

Acaricio el gatillo, familiarizándome con su tacto, pretendiendo contagiarme de esa firmeza que el arma posee. 

Cuando empiezo a presionar el percutor suena el timbre e interrumpe la solemnidad del momento.

Abro la puerta y ahí está el niño, mi querido y entrañable vecino de la mano de su madre. Veo su mirada en los ojos, llenos de bondad e inocencia. La mirada de ella me redime de todo pecado. Intuyo que sabe lo que he hecho y casi puedo percibir su agradecimiento. El arma encima de la mesa me parece ahora inaceptable. Esos ojos que me miran en el umbral de la puerta me convencen de que hay situaciones por las que merece la pena matar y personas por las que aferrarse a la vida.

RELATO: UN CORAZÓN GENEROSO

Cuando la generosidad de una persona se extiende más allá de la vida…


Domo las lágrimas que insurrectas amenazan con precipitarse sobre la tumba. Sentir la congoja ante la sepultura de un desconocido suscita extrañeza. Ante la atenta mirada de quien ignora el motivo, puede parecer inquietante. Solo yo sé por que estoy aquí.
No sé quien eras en vida, pero sí que conozco tu corazón tras tu muerte. Un accidente apagó la llama y provocó la más aciaga de las resonancias; tu hijo y esposa cargarán con tu ausencia a partir de ahora. Nada conseguirá mitigar la pena de sus almas afligidas.

Y sin embargo me siento a partes iguales agradecida y culpable. Culpable porque las lágrimas que no permito verter, son de verdadera dicha y que ante un hecho tan desgraciado no tienen cabida. Culpable por el modo subrepticio de llegar hasta ti. Pero es que me has brindado la oportunidad de que este corazón tuyo, tan enorme, vuelva a latir en su pecho, que una vida a punto de desvanecerse, la de mi persona favorita, se agarre de nuevo a la esperanza de un futuro conmigo…

Esta es la otra parte de una compleja realidad; alegrarme porque a partir de ahora podremos otra vez planificar juntos, reír juntos, llorar juntos… dejar de preocuparnos por su enfermedad, por un maldito mensaje del hospital que nunca llegaba…

Gracias desconocido por permitirme seguir amando, sintiendo, soñando…

Me alejo del cementerio y me dispongo a llamarle. Al fin me atreví a visitarte y se lo quiero contar…

RELATO Y AUDIO RELATO: UN NUEVO FUTURO

RELATO Y AUDIO RELATO: UN NUEVO FUTURO

Si el amor es suficientemente poderoso, es realmente difícil dejar de disfrutar de él ¿Hasta qué punto entonces estamos dispuestos a cruzar fronteras y acompañar ese amor hasta sus últimas consecuencias?

Te cojo la mano con fuerza, es como si quisiese fundirme contigo, introducirme por ella hasta confundirla con la mía. Te miro embelesada a través de la cortina que abriga mis ojos.

Te pido perdón por incumplir aquello que prometí no hacer. Cuando te lo juré sabía que te mentía pero no me reprendas por eso, mantén tu generosidad hasta el último aliento.

Hay veces que no me escuchas, hace tiempo que tu consciencia vaga sin rumbo, sin tiempo definido, por algún lugar desconocido, donde espero me guardes para pasar más momentos juntos.

Me encanta cuidarte, no me canso de ello. Porque sigo aferrada a tu cuerpo, porque solo escuchar tu respiración aplaca mi sensación de tristeza. Agarro uno de nuestros álbumes y lo repaso entre sonrisa y sollozos, recordando un sinfín de viajes, cuantiosos momentos hilarantes que nos hemos repartido. Me mantiene atada al mundo la ilusión de saber que sin descifrar cuándo ni cómo, regresas de tu letargo para obsequiarme con tu sonrisa, con un gesto amoroso o unas palabras elocuentes que me recuerdan que sigues ahí, dentro de ese cuerpo invadido por la vileza del deterioro. Es entonces cuando me proporcionas el alimento necesario que nutre mi entereza hasta tu siguiente ofrenda, como un náufrago en medio de la tormenta esperando afanoso las implacables olas, asiéndose desesperado a la esperanza, aun sabiendo que el terrible desenlace al fin sucederá.

No quiero que me dejes sola. No es justo. Sellamos un pacto hace una eternidad, cuando parecía que este presente jamás nos podría atrapar. Ni siquiera la muerte nos separaría. ¡Maldito sea!, lo ha hecho y no te quiero sobrevivir. Sin ti no hay color en el cielo, no hay mañana ni hay prisa y los sonidos son tristes, pero lo que más me enfurece es pensar que el mundo continuará su inexorable avance pese a tu ausencia.

Hoy por fin he aceptado lo que tantas veces me suplicabas. Hoy es el día en que desde tu particular atalaya te quieres despedir antes de que este saco de huesos en que se ha convertido tu cuerpo, deje de cobijar a tu alma y se la trague el olvido.

Y cuando vierta este brebaje en tu boca, haré como siempre hicimos, compartiéndolo todo. Sé que replicarás al principio, pero también sé que terminarás aceptando. No dejaré lugar para tus dudas y no me pienso quedar sola. Entonces apoyaré la cabeza en tu hombro y juntos partiremos hacia un nuevo futuro.

RELATO Y AUDIORELATO: UN ÚLTIMO DESEO

Una de las pocas cosas buenas que tiene equivocarse, es que suele tener solución. Cuando erramos frente a otras personas queridas, el único modo de intentar recuperarlas es a través del perdón.

RELATO: UN ÚLTIMO DESEO

El calendario me aprieta, es inclemente y obstinado. Me queda poco tiempo pero no voy a esperar que desaparezca el último grano de este gigantesco reloj de arena. No puedo permanecer azorado a que llegue el momento final.

Todo carece ya de la importancia que en otro tiempo revestía cada decisión, cada mirada y los viejos recuerdos. Solo me importa arreglar lo que queda pendiente sin que trascienda nada más.

Hace mucho que no nos vemos y asumo la culpa. Han pasado demasiados años y la caprichosa memoria juega con los recuerdos aderezados con engañosos pensamientos. Y llega un momento, el de ahora, en que el vacío amenaza con devorarme, cuando me percato de la equivocación. Sé que fue mía pero no encuentro dónde quedó.

Nervioso marco el número que nunca pude ni quise borrar. Dime que me perdonas, le digo en cuanto escucho su voz.

Su silencio tiene tintes de eternidad, su aliento fluye a través del aire golpeando con fuerza mi desequilibrio.

Tú ya sabes por qué te llamo, insisto. Lo siento tanto… ya no me acuerdo cómo me sucedió. Soy solo una persona que olvidó cuanto te quise, que abandoné la cáscara que envolvía mi cariño y mi ilusión cuando ella nos dejó y al final te descuidé.

Me respondes que ahora no es relevante, que un jarrón roto ya no se puede arreglar sin que se vean sus grietas. Yo solo necesito tu perdón, tan solo quiero que a través de esas fisuras podamos filtrar aunque sea una minúscula porción de ese amor que tiempo atrás tan feliz nos hizo. Puede ser una quimera y es posible que llegue muy tarde, pero un egoísmo inevitable me martiriza y me oprime el pecho, impidiéndome respirar. Necesito el aire que desprende tu voz, ese resuello tuyo tan persistente que claramente recuerdo.

No quiero chantajearte con mis fantasmas aunque termine haciéndolo sin verdadera intención. Me refugié en mi tristeza cuando ella, que era a la vez compañera, amante, esposa y madre, fue arrebatada sin nuestro permiso. Admito mi torpeza al abandonarte también y no seré tan infame como para obligarte a quererme de nuevo. Sé que perdí ese derecho.

Perdóname hija. Tan solo apacigua la pena de este pobre viejo que solo quiere regresar al lugar donde una vez fue feliz, aunque ese lugar hace tiempo que no esté habitado.

Concédele a este pobre infeliz un momento de paz que compense su tiempo atribulado. No te pido que me quieras, solo perdóname y que de este modo se cumpla mi último deseo.

RELATO Y AUDIO RELATO : PERSECUCIÓN

RELATO Y AUDIO RELATO :PERSECUCIÓN 

Llevo días sintiendo que alguien me persigue. Se lo comento a mi esposo. En un principio lo atribuye al estrés de mi trabajo pero finalmente se rinde a la evidencia  y termina aceptando que algo raro sucede.

Veo el buzón revuelto al salir, y mis pertenencias desordenadas al regresar a mi casa. Soy muy metódica y sé cuándo mi entorno se altera.

Ayer paseaba por el jardín y ojos curiosos me acribillaban la espalda. Sin embargo al girarme ya no había nadie. Sé lo que percibo, no suelo equivocarme. 

Mi trabajo es peligroso, no me dejan hablar de ello. Tardé mucho tiempo en compartirlo con él, no fue hasta después de la boda. Me aceptó con todas mis restricciones y ya no me hace preguntas. La clandestinidad de mi tarea no agrieta nuestra complicidad.

Desde hace días estoy segura de que han descubierto mi identidad y no solo la misión está en peligro, también lo está el. 

Se ha tenido que marchar de casa unos días. Hay detalles que pueden pasar desapercibidos para muchos, pero en mí evidencian un riesgo que prefiero afrontar sola.

Un tipo de aspecto siniestro me espía a través de la ventana mientras veo la televisión. Cada vez temo más que mi rutina se adultere, que lo que me ha costado tanto tiempo conseguir, se resbale entre mis dedos.

Es por eso que salto del sofá y me dirijo a mi hostigador. Debo proteger lo que me importa y por nada del mundo me lo arrebatarán. Me siento a horcajadas sobre él y le golpeo con furia. He suplido mi escasa fuerza con coraje y determinación.

Me despierto atada a la cama con la mente palpitando entre profunda nebulosa, confundida y asustada. 

No recuerdo cómo he llegado hasta aquí. La habitación es blanca y anodina. Tengo un gotero en el brazo que va introduciendo el veneno que aplaca la imaginación de mi mente.

Y entonces con sensación de vértigo y tristeza recuerdo que mi marido no está, que hace años me abandonó. Mirando a mi alrededor vuelvo a ser consciente gracias a la medicación que estoy nuevamente en aislamiento. Rememoro la agresión al celador del centro y toda la historia que recreé en mi cabeza. 
Bendita locura, enemiga de indeseables recetas y único modo de despojarme de una cordura que frena los excesos de mi mente desmesurada.



EL ABISMO: RELATO Y AUDIO RELATO

EL ABISMO

En esta ocasión se trata de un breve relato lleno de acción y suspense y si llegas al final descubrirás algo sorprendente.

Se puede contemplar con angustia el forcejeo entre ambos. El miedo en el rostro de ella, la determinación en el semblante de él. A más de 100 metros del precipicio las rocas aguardan presionadas por las olas, como deseando acoger en su seno al perdedor del combate.

Ella siente temor por el desenlace. Él es más fuerte y tendrá que trenzar algún propósito para equilibrar su desventaja. Sus pies resbalan por la tierra, empujados por el hombre que con pertinaz insistencia, la arrastra hacia el vacío mientras la sostiene por las muñecas. Le mira suplicante a los ojos al tiempo que intenta contrarrestar la fuerza de su oponente, esperando que así no persista en sus intenciones. Él la mira por un instante y ella cree atisbar una suerte de clemencia pero no es sino un remedo de sonrisa, una mueca siniestra que transforma la escena en algo aun más inquietante.

La cornisa parece cada segundo más cerca a su espalda, apenas unos metros tras de sí. Sabe que no puede salir indemne de esa lucha y plantea una última medida desesperada. En lugar de impulsarse lejos del precipicio, detiene su empuje y se deja caer al suelo tirando de sus manos hacia abajo. Su rival está demasiado confiado y ella sabe que solo tendrá esa oportunidad. En ese instante el hombre a través de su propia fuerza y vigor pierde el equilibrio haciendo una extraña voltereta que le hace rodar hasta el precipicio. Ella queda suelta de su captor y rápidamente se pone en pie.

El hombre ha quedado asido a una rama que cuelga y se convierte en su único nexo con su existencia. Ahora la situación ha dado un giro inesperado. Es ella quien tiene al que iba a ser su verdugo, a su merced. Se admira que en ese viraje del destino él continúe mirándola con odio. Sabe que ella no tendría piedad con él porque tampoco la tuvo con su hija cuando la atropelló y se dio a la fuga. Murió en sus brazos en el hospital al día siguiente y juró venganza. Le costó encontrarla pero finalmente iba a conseguir lo que la jueza por falta de pruebas no logró.

Lamenta mientras cuelga de la rama el instante en que pierda la fuerza y el abismo se lo trague sin que se haya hecho ningún tipo de justicia. Ella entonces le mira con desdén. Se puede contemplar el destello en sus ojos, un brillo perverso y taimado regocijándose de la agonía del hombre. Ni siquiera se molesta en golpearlo. Tan solo espera con gesto impertérrito y cruel que la gravedad haga el resto.

Se oye un chasquido, como de huesos al romperse. Todo ha terminado. No lamenta la muerte de ese presuntuoso como tampoco le afligió la muerte de su hija. Solo celebra que ha salido ilesa y ya sabe que nadie podrá detener un instinto virulento que nota crecer cada día más en un lugar recóndito de su interior.

RELATO Y AUDIO RELATO: LA CARTA

RELATO Y AUDIO RELATO: LA CARTA

¿Qué harías si descubrieses la posibilidad de volver a contactar con alguien amado de quien no tuviste la ocasión de despedirte y al que echas enormemente de menos?.

Me han dicho que está aquí enterrado. Me entra una sensación de vértigo por lo que me puedo encontrar y por cómo reaccionaré.
Comienzo a cavar con las manos consumido por la impaciencia. Sé que no está escondido muy profundo. Eso es lo que ella me ha dicho.

Al fin llego hasta un pequeño cofre. Realmente oculta un tesoro que todavía tengo que descubrir. Me da miedo pero al fin lo abro con emoción desbordante. Encuentro solamente una carta.

Hola Iván. Así comienza su mensaje. Titubeos y confusión posterior me nublan la vista por momentos. El dolor traspasa la tinta. Algunas palabras se convierten en sangre, emborronadas por el paso del tiempo.

Aún así las descifro. Me acuerdo de alguna de ellas aunque parezca pertenecer a otra vida, a la infancia de otro. Recuerdo los viajes a la playa que me describes en la carta, tengo en la memoria tierna la añoranza de esconderme hasta ser descubierto con exagerado alborozo y tú con forzada sorpresa. Juegos que ya no me alcanzan ni me daba cuenta de su importancia… hasta este preciso instante en que me retrotraigo a un pasado feliz, a unas manos enormes, a tu bigote que me hacía daño en mi moflete aniñado al besarme. Transparente se torna ese día tan olvidado hasta hoy, en que volviste de la oficina con mohín compungido … Cómo pude olvidarlo… con lo que pasó después.

Más de media vida sin ti y ahora que te leo, te vuelvo a ver como antaño. El olor de tu camisa salpicada de perfume, tabaco y una combinación de notas herbáceas tan peculiares. Puedo percibirlo con solo cerrar los ojos. No era agradable entonces pero qué no daría ahora…

Tu misión es despedirte de mí como adulto porque la parca traidora arrebatada por tu belleza, no pudo esperar a llamarte. Me privó de ti, de tu sombra, de tu criterio que más de una vez tanta falta me hicieron.

No te fuiste sin despedirte. No lo supe ver a través de los ojos del niño que continua existiendo en mí. Y tu sombra de nuevo llena todos los rincones de mi presente. Siempre has estado conmigo dentro de este cofre azul, esperando el momento oportuno, y no lo sabía…

Lloro de pena y agradecimiento, por volver a encontrarte, por echarte tanto de menos, porque vuelves a estar vivo, porque gracias a estas palabras recupero una parte de mí desvaída. Gracias papá por dejarme escuchar esa voz tuya tan lejana en el tiempo y tan cerca en mi memoria.

RELATO Y AUDIO RELATO: UN AMOR POR DESCUBRIR

RELATO Y AUDIO RELATO: UN AMOR POR DESCUBRIR

Cuando te alcanza la ilusión de volverte a enamorar. Cuando crees que la última puerta se cerró para ti, pero el destino en un quiebro inesperado te ofrece otra oportunidad…

Te veo entrar e inmediatamente se me acelera el pulso. Nada más intuir tu presencia, mi alrededor se desdibuja y solo destaca tu figura. Me sucede cada vez que quedamos en este bar, nuestro único lugar común, y aunque son pocos los encuentros hasta ahora, ya tengo una fuerte vinculación contigo que hace reverberar en mis oídos una música, que únicamente yo soy capaz de escuchar.

Nuestras citas solo se ven empañadas por tus repentinas despedidas. No deseo inquietarte ni inmiscuirme en tus motivos todavía, por lo que no te pregunto aunque me muera de ganas, y así sigo amarrándome a esta incipiente relación sin llegar a asustarte…

Pero hoy me ha podido la curiosidad, me ha estimulado con tremenda perseverancia un interés creciente por conocerte mejor, por saber qué es aquello que te obliga a privarme de tu compañía, dejándome tan despoblada de ti cuando te vas…

En tu mirada he descubierto una deliciosa ambigüedad, una pugna entre lo que se desea compartir y su secuetro por miedo a defraudar. En tu silencio posterior, que me ha parecido eterno, flotan mis certidumbres y promesas, esperando que tu franqueza conquiste definitivamente a tu indecisión.

Tenía miedo de que no aceptases tu condición, que es la nuestra, como principal motivo de tus retiradas, y que este idilio sufriese antes siquiera de comenzar por culpa de la ignominia de una sociedad santurrona e hipócrita. Al fin me confiesas que no se trata de eso…que quieres estar conmigo pero te incomoda el momento de compartir nuestra intimidad. Tu cuerpo posee las huellas que infligen las heridas, el sufrimiento causado por quien creía que eras suya. Desde ahora estás a salvo conmigo. Yo no querré hacerte daño nunca, tan solo quizá aquel que es consecuencia de la ignorancia, mas nunca de un trasnochado y codicioso sentimiento posesivo.

Y besaré cada una de las cicatrices sin importar su procedencia. Porque forman parte de ti y si tú quieres a partir de ahora, formarán parte de mí también. Y juntas las dos trazaremos un nuevo recorrido donde solo quepa nuestro amor y no transiten ya los monstruos…

Volver arriba