EL PAJARILLO

EL PAJARILLO Aquí traigo otro cuento que escribí el 4 de enero de 2002 concretamente. No sé por qué pero en esta ocasión anoté el día exacto. Espero que os guste. Roberto era de duro carácter, de rudas maneras. Nadie quería tratar con él. Se trataba de una de esas …

LO QUE LA PIEL CUENTA

LO QUE LA PIEL CUENTA

Aunque pareciera que el arte del tatuaje es algo moderno y que se ha impuesto en nuestra sociedad, su origen se remonta a siglos e incluso milenios atrás. Nos gusta escribir y comunicarnos como seres sociales que es esencialmente lo que somos. Lo hemos hecho a través de papiros y pergaminos en la antigüedad, libros finalmente, dejando para la posteridad conocimientos, historias ficticias, biografías, manuales científicos, escritos religiosos y un sinfín de letras de difícil y amplia catalogación.

Las historias no solo se cuentan con palabras. Como hecho constatado y constatable aún hoy día podemos observar imágenes y grabados en iglesias y monumentos que nos narran relatos de un modo gráfico pero lleno de sentido y significado. Los tatuajes comunican algo; un modo de sentir, una frase que nos define, una imagen que atrapa una creencia, un amor. La piel nos envuelve, y con ella lo que nos imprimimos para nuestra limitada eternidad. Por tanto, no se debe a una moda, a una tendencia. Es algo más antiguo que las palabras y con finalidades tan dispares como demostrar valentía, madurez, simbolismo sexual, como forma de castigo para marcar a los advenedizos, a los que incumplían las normas o a los esclavos. Según he podido leer recientemente, en el año 2019, en un glaciar situado en la actual frontera de Austria con Italia se encontró un cazador neolítico congelado de hace aproximadamente 5.300 años  y que tenía espalda y rodillas tatuadas. Un segundo hombre fue encontrado en Siberia con un tatuaje en el hombro y por los estudios realizados se calcula que data de hace 2.500 años. La posibilidad de contar con tecnología y gente ambiciosa y dedicada a la investigación posibilitan que en la actualidad sepamos cosas tan fascinantes como esta.

Durante momentos concretos de la historia las personas tatuadas fueron perseguidas por la Iglesia Católica por considerarse una tradición pagana y como en otras circunstancias la historia humana que se repite en un ciclo sin fin, ha estado tan presente como escondido según las distintas épocas de nuestra historia. En el siglo XIX la medicina legal comenzó a interesarse por los tatuajes, ya que servían como una forma de estudiar y conocer la personalidad de los criminales que lo llevaban. Es así como estos estudios inspiraron a varios autores como Lacassagne, Baer y Batut a crear obras que abren nuevos caminos para la interpretación de un tatuaje y que cotinúa hasta hoy.

Me ha llamado poderosamente la atención las formas de realizar tatuajes atendiendo al lugar y momento histórico y creo que puede resultar interesante compartirlo.

1- Tatuaje cosido: En los pueblos de siberia realizan los tatuajes con aguja e hilo pasado previamente por alguna sustancia colorante, introducen el hilo bajo la piel siguiendo la forma del dibujo que se desee y así va dejando el rastro del color formando la figura a tatuar.

2-Tatuaje por corte: Este tipo de tatuaje es realizado habitualmente en las prisiones. Se utilizan cuchillas, navajas o algún objeto cortante y el colorante lo consiguen de distintas formas, el negro lo sacan del humo, de suela de goma quemada, de polvo, de carbón u hollín; el rojo de polvo de ladrillo o simplemente utilizan tinta de bolígrafo aunque con peores resultados. Para realizar el tatuaje dibujan sobre la piel la figura deseada, practican pequeños cortes en el contorno de la figura y luego depositan el colorante.

3-Tatuaje por escarificación: Es una forma practicada entre los pueblos de piel oscura, consiste en formar figuras en la piel mediante las cicatrices. Los instrumentos utilizados son espinas o cuchillas finas. La zona del cuerpo que tatuan es untada en aceite y con este mismo realizan la forma que desean tatuar. Con la espina se levanta la piel y con la cuchilla van cortando de forma rápida. Al terminar se cubre el tatuaje con harina dura para calmar el dolor y proteger de infecciones. En ocasiones utilizan hierbas para que la cicatrices sean más claras y no desaparezcan tan fácilmente con el tiempo.

4-Tatuaje por quemadura: Esta es una antigua costumbre que se utilizaba para marcar a los esclavos y hoy se utiliza solo para marcar el ganado. En esta técnica se utilizaba una vara de hierro con un sello forjado en un extremo y que era calentado al fuego. En ese momento se colocaba sobre la piel de la persona que se deseaba marcar y esto producía quemaduras que más tarde dejaría cicatrices con la forma del sello. 

Todas estas formas de tatuarse deben de ser muy dolorosas y en nada se parecen a las técnicas que hoy día se utilizan. Es por eso que si deseamos tatuarnos algo, preferiblemente significativo y tan duradero como nuestra existencia (en la medida de lo posible), el dolor no debe ser un impedimento.

Y tú, ¿qué piensas de ello? ¿Tienes algún tatuaje o te gustaría hacértelo pero pese a todo te da miedo el dolor o sientes inquietud por no estar completamente seguro de qué dibujarte?
¿Opinas que esto es una moda pasajera o que llega para quedarse? ¿Tienes tu piel impresa con algo de lo que te sientas orgulloso o inspirado?

FRASES DE CINE

FRASES DE CINE

A lo largo de nuestra vida hemos visto muchas películas que con el paso del tiempo han convertido algunas de sus frases y momentos en icónicas instantáneas. Además no pocas de ellas guardan alguna historia o alguna anécdota que es al menos curioso conocer. Otras tal vez no estén tan conscientemente en el imaginario público pero ya sea porque la película merece estar aquí, o bien porque la frase está cargada de fuerza, cabe destacarse. Algunas de ellas incluso las usamos en nuestra cotidianidad a modo de saludo, de broma o de guiño cómplice.

Ahí van mis 20 propuestas.

1-La princesa prometida. Año 1986. «Me llamo Íñigo Montoya, tú mataste a mi padre, prepárate a morir». Por fin el noble Íñigo encontraba al hombre de los seis dedos y culminaba su venganza de tantos años por matar a su padre.

2-Scarface (El precio del poder). Año 1983. «En esta vida solo tengo mi palabra y mis cojones, y no los rompo por nadie». Lema que sigue a rajatabla el famoso Tony Montana como premisa en su particular código ético.

3-Forrest Gump. Año 1994. «Mamá siempre decía: La vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar». Qué decir de esta frase. No necesita comentario. ¿Quién no ha pronunciado esta frase como mínimo 10 veces a lo largo de las últimas dos décadas?…

4-Taxi driver. Año 1976. «Me estás hablando a mí?» con su famosísima frase en el idioma original «¿Are you talking to me?». Frase ante el espejo, Travis se increpa a sí mismo, en la que es posiblemente una de las escenas más características de la carrera de Robert De Niro. Una historia basada en los supuestos «héroes» que se toman la justicia por su mano pero sin caer en el cliché de que por ello su conducta no deje de ser cuanto menos cuestionable.

5- Los hermanos Marx en el oeste. Año 1935. «¡Más madera!». En este caso, Groucho no gritaba más madera, sino ¡traed madera!. Se dice que se trató de un fenómeno social por el que comenzó a decirse así y ha quedado en nuestro recuerdo, o tal vez una licencia del doblaje, pero jamás dijo aquello de «¡más madera!».

6- Impacto súbito. Año 1983. «Venga, alégrame el día!. Harry el sucio se lo dice a un atracador al que anima a que le dispare para tener justificación y acabar así con él. Absolutamente memorable. Cuando alguien llega para aparentemente «tocarte las narices» y le tienes preparada una buena respuesta tras algún tiempo soportándole, es una gran frase.

7-Lo que el viento se llevó. Año 1939. «¡A dios pongo por testigo que nunca volveré a pasar hambre!». Famosa escarlata o´hara en una de las escenas más míticas del cine de todos los tiempos. Aunque la película se estrenaba en 1939, como dato curioso, destacar que en nuestro país no fue hasta el 17 de noviembre de 1950 que no se pudo ver debido a la censura de años anteriores y su consecuente prohibición.

8-Casablanca. Año 1942. «Creo que este es el principio de una gran amistad». Frase que le dice Rick Blaine (Humphrey Bogart) al capitán Louis Renault (Claude Rains) al final de la película. Dentro del mismo metraje, hay muchas frases magníficas pero tal vez la más famosa y utilizada es «siempre nos quedará París» que le dice Bogart a Bergman y a la que hacemos alusión como última esperanza en nuestro lenguaje coloquial. Yo al menos más de una vez la he utilizado. Como anécdota, contar que Ingrid Bergman preguntó al director de qué hombre tenía que enamorarse al final, si de Bogart o de Paul Henreid pues hasta bien entrado el término de la película los actores no sabían su desenlace. El código Hays prohibía mostrar en pantalla a una mujer abandonando a su marido para irse con otro hombre, pero, al parecer, Wallis consideró la opción de cambiar el final y hacer morir a Victor Laszlo (Henreid). Problema resuelto…

9- Tiburón. Año 1975. «Vamos a necesitar un barco más grande». En esta frase mítica, Brody que acaba de contemplar por popa el tamaño descomunal del escualo, dirigiéndose a Quint le grita esta ingeniosa y útil sugerencia. Como anécdota y debido a mi amor por este animal, querría decir que tanto el autor de la novela, Peter Benchley como el director de la película, Spielberg, se sumaron al cabo del tiempo a la protección y conservación de los tiburones para purgar de alguna manera la culpa por haber instaurado en todo pensamiento humano, el pánico y persecución de estas criaturas que nada tienen que ver con la película.

10-Apollo 13. Año 1995. «Houston, tenemos un problema». ¿Quién a lo largo de su vida no ha pronunciado estas palabras o las ha escuchado a su alrededor cuando algo se nos iba de las manos?

11-American history X. Año 1998. «Mi conclusión es que el odio es un lastre. La vida es demasiado corta para estar siembre cabreado». Esto lo dice Derek Vyniard (Edward Norton) después de darse cuenta de que el odio, el racismo y la violencia a la que siempre se ha vinculado es un tremendo error. Es un instante absolutamente cautivador y una película fascinante sobre el poder de la redención.

12-Braveheart. Año 1995. «¡¡¡Puede que nos quiten la vida, pero jamás nos quitarán la libertad!!!». Cómo no recordar esa arenga en el campo de batalla frente a sus compatriotas, afrontando la tiranía inglesa. Y cómo olvidar esa palabra, «Libertad», la última que sale de la garganta del héroe antes de ser ajusticiado. Maravillosa película épica que en sus casi 180 minutos de duración me mantuvo embrujado.

13-El club de los poetas muertos. Año 1989. «Muéstrame un corazón que esté libre de necios sueños y te enseñaré un hombre feliz». El profesor Keating introducía en esos años a una persona libre pensante que quería replicar sus creencias a aquellos alumnos a las que tenía la obligación de enseñar para que cada cual tomase el camino que por sí mismo decidiese emprender. Es sin duda una de mis películas preferidas. «Oh capitán, mi capitán»…

14-Gladiator. Año 2000. «La muerte nos sonríe a todos, así que devolvámosle la sonrisa». Gran momento culminante de la cinta en la que Máximo bajo la imponente arena del Coliseo, le dice al Emperador Cómodo esa frase que el padre de éste, Marco Aurelio le había enseñado a él. Es tan brillante esta película que se le perdona a Ridley Scott que no tenga excesivo rigor histórico.

15-La guerra de las galaxias. Año 1977. «Que la fuerza te acompañe». He de reconocer abiertamente y a riesgo del escarnio público que no soporto esta saga galáctica. Sin embargo le debo reconocer el mérito de haber resistido el paso de los años, e incluso de las décadas con sus secuelas o precuelas, porque las primeras son las últimas. ¿O era al revés? En cualquier caso han marcado una época y forman parte de la cultura del cine, y eso es de agradecer. Y es que en más de una ocasión y con la intención de insuflar un necesario ánimo a determinada persona, he recitado en voz alta estas palabras tan socorridas desde ya hace mas de 40 años. «Que la fuera te acompañe».

16-Love story. Año 1970. «Amar significa no tener que decir nunca lo siento». Esta es probablemente la frase con la que estoy en mayor desacuerdo de todas las propuestas. Creo que precisamente amar significa reconocer los errores porque los vamos a cometer y además a veces con tremenda alevosía. Por tanto esta es la muestra de que también existen frases célebres del cine que son una auténtica equivocación.

17-ET el extraterrestre. Año 1982. «Teléfono, mi casa». Seguro que en más de una ocasión alguien completamente ebrio y con socarronería llegó a decir esto queriendo decir que había llegado el momento de recogerse. Cada cual que piense en su propio escenario. En 1984 Michael Jackson ganó un premio Grammy por la maravillosa narración de la película de ET el Extraterrestre. Fue considerada como la mejor grabación para niños de la época e incluso Michael Jackson grabó la canción ‘Someone in the dark’.

18- Terminator 2. Año 1991. «Sayonara baby». Existen distintas y variadas formas de despedirse y en cada momento ha habido modas o tendencias. Desde Un «hasta luego Lucas» que muchos recordareis, hasta el típico Ciao italiano o una simple implicación de cabeza o alzamiento de una mano, pero lo que seguro que en alguna ocasión se os ha ocurrido o incluso lo habéis hecho, ha sido despediros con el atemporal «Sayonara baby» que impusiese este legendario robot.

19-Aterriza como puedas. Año 1980. «Elegí un mal día para dejar de fumar». Ya seas o no fumador o fumadora, hay veces en que nos sometemos a retos «infumables» que no hay quien pueda desentrañar y te ves incapaz de salir del atolladero. Pues bien, ese es el instante perfecto para soltar esta frase que tan bien queda.

20-El sexto sentido. Año 1999. «En ocasiones veo muertos». Esta última frase, ya no es que ésta sea famosa, es que pasa igual con el exorcista. Se las distingue por «sus niños». O es que nadie ha comenzado a enunciar la frase, es como con el niño/a de…?

Y vosotros, ¿qué frase echáis en falta en esta lista? ¿Qué momento de la historia del cine consideráis el mejor de la historia? ¿Qué frases has utilizado más en tu día a día?

EL INFINITO EN UN JUNCO

EL INFINITO EN UN JUNCO

En primer lugar, quiero mencionar a mi amiga Paloma porque gracias a ella esta entrada puede ser difundida. Me hizo un regalo que yo a su vez, deseo compartir con quien se pasee por estas líneas. 

El título de la misma es originado por el título de una novela “El infinito en un junco” de la escritora Irene Vallejo.

He de decir que soy un absoluto enamorado de la Historia (en mayúsculas) que nos precede, así como de las pequeñas historias (en minúscula), cuentos y aventuras que son narrados con cariño, acierto y gran poder de seducción.

Este libro contado con gran capacidad narrativa, cuenta el origen de los libros, de cómo se inventaron, de cómo pudieron navegar de los grandes oradores hasta las librerías de nuestras casas o las grandes bibliotecas. Todo ello amenizado en un viaje, porque además es un libro de viajes, de magia, de conectar el pasado con el presente con maestría y brillantez, pero huyendo de la pedantería y lo barroco, sabiendo llegar y sabiendo hacer sentir.

Es de agradecer también que la autora, se desnude un poco, mostrando parte de su alma solapándose con los fantasmas del pasado que tanto han aportado para que nuestra cultura sea tal y como la conocemos ahora, para bien o para mal. Ya se sabe que para gustos… 

En definitiva, se trata de una obra maravillosa que en sus más de 400 páginas entraña misterios, crímenes, espionaje, conocimiento, sabiduría, episodios de la historia que prácticamente parecen sucederse delante de tus ojos, tal es su capacidad inmersiva. Y se circunscribe tanto en el mundo contemporáneo como en el moderno, pasando por el propio universo particular de la autora que muestra retazos de sus propios sentimientos.

Dejo muestra de algunos pasajes, que son, con permiso de Irene, nada más que un aperitivo, con el fin de que abran el apetito lector de quienes hayan llegado hasta aquí aguijoneados por la curiosidad. Creo que merece la pena asomarse al principio de nuestros tiempos e ir avanzando de la mano de esta maravillosa contadora de cuentos.

Uno de sus párrafos dice así: 

“Hablemos por un momento de ti, que lees estas líneas. Ahora mismo, con el libro abierto entre las manos, te dedicas a una actividad misteriosa e inquietante, aunque la costumbre te impide asombrarte por lo que haces. Piénsalo bien. Estás en silencio, recorriendo con la vista hileras de letras que tienen sentido para ti y te comunican ideas independientes del mundo que te rodea ahora mismo. Te has retirado, por decirlo así, a una habitación interior donde te hablan personas ausentes, es decir, fantasmas visibles solo para ti (en este caso mi yo espectral). Has creado una realidad paralela parecida a la ilusión cinematográfica, una realidad que depende solo de ti… Hay un aura casi mágica en todo esto…”

Qué maravillosa manera de describir algo tan supuestamente sencillo y mecánico como es leer y que hacemos a diario cuando nos metemos en Instagram, o enviamos un whatsapp, o simplemente leemos en qué parada nos tenemos que bajar. 

Unas páginas más adelante, hace una comparativa entre un pergamino, algo tan antiguo, y la piel humana en el día de hoy a través de los tatuajes. No tiene desperdicio y dice así:

“Siempre me ha intrigado saber qué escribe la gente en el libro de su piel. Una vez conocí a un tatuador y hablamos sobre su oficio. La mayoría, me dijo, se tatúa con el deseo de recordar para siempre… Otros clientes eligen frases positivas, letras de canciones pop, poemas… Creo que el tatuaje es una supervivencia del pensamiento mágico, el rastro de una fe ancestral en el aura de las palabras…»

Este párrafo es más largo y detallado, pero no quería hacerlo demasiado extenso porque a raíz de esta introducción que he acortado, expone un hecho histórico que bien merece la pena contar sin apócope alguno. Continúa así:“…En una época de grandes turbulencias políticas, un general ateniense llamado Histieo quería azuzar a su yerno Aristágoras, tirano de Mileto, para hacer estallar una revuelta contra el Imperio Persa. Se trataba de una conspiración altamente peligrosa en la que ambos se iban a jugar la vida. Los caminos estaban vigilados y previsiblemente a los mensajeros de Aristágoras los registrarían antes de llegar a Mileto, en la actual Turquía. ¿Dónde llevar escondida una carta que les condenaba a la tortura y una muerte lenta si se descubría? EL general tuvo una idea ingeniosa: le afeitó la cabeza al más leal de su esclavo, le tatuó un mensaje en el cuero cabelludo y esperó a que le creciese de nuevo el pelo. Las palabras tatuadas eran: “Histieo a Aristágoras: subleva Jonia”. Cuando el pelo nuevo despuntó cubriendo la consigna subversiva, envió al esclavo a Mileto. Para mayor seguridad, el esclavo no sabía nada de la conjura. Solo tenía órdenes de afeitarse el cabello en casa de Aristágoras y decirle que echase una ojeada a su cráneo pelado…”

El texto sigue un poco más pero el mensaje queda claro, y no solo para Aristágoras. 

Pocas veces puede leerse un ensayo, una novela o una historia que posea un amor tan inmenso a la literatura, a los libros y lo que ellos nos proporcionan. Cuando leí un párrafo en concreto, sentí que el alma «se me ponía de gallina». Lo parafraseo entero y lo comparto por creer que todo el mundo debería acercarse a este sentimiento. Me ha gustado leer desde que recuerdo, y este pensamiento de la autora no hace sino inspirarme todavía más en esta maravillosa actividad. Dice lo siguiente a colación del incendio de la Biblioteca Nacional de Sarajevo:

«Arturo Pérez-Reverte, entonces corresponsal de guerra, contempló el fuego de la artillería y el incendio. A la mañana siguiente pudo ver, en el suelo de la devastada biblioteca, los escombros de las paredes y las escaleras, los restos de manuscritos que nadie volvería a leer, obras de arte desmembradas: cuando un libro arde, cuando un libro es destruido, cuando un libro muere, hay algo de nosotros mismos que se mutila irremediablemente. Cuando un libro arde, mueren todas las vidas que lo hicieron posible, todas las vidas en él contenidas y todas las vidas a las que el libro hubiera podido dar, en el futuro, Calor y conocimientos, inteligencia, goce y esperanza. Destruir un libro es, literalmente, asesinar el alma del hombre».

Tengo muchos pasajes señalados por lo que dicen y en muchas otras ocasiones por cómo Irene lo cuenta. Como mi intención es ofrecer un aperitivo y no llegar siquiera al primer plato, quien desee sumergirse en este libro tan excitante, deberá hacerse con él y estoy seguro de que con sus palabras y con vuestra imaginación, saldréis gratamente reconfortados.

Y por si todo esto fuera poco, el final del libro cuenta con un índice onomástico de casi 10 páginas que como un libro de texto, o mejor aún, me sirven para releer lo que nos cuentan todos los personajes que aparecen en el texto y que como fantasmas nos siguen acompañando en el magnífico mundo de las letras, aportando su sabiduría, su negligencia, su soberbia o su luz propia.

Enhorabuena Irene Vallejo y gracias por abrirme tu mundo mágico.

ADMIRACIÓN

ADMIRACIÓN

Supongo que a muchos de nosotros y nosotras, en la infancia y pubertad nos influyeron artistas, deportistas u otro personajes que por su tipo de profesión, su manera de interpretar su arte, fuere cual fuere, conseguía nuestra admiración más incondicional, e incluso en casos como el mío, la idolatría más absoluta. En mi caso fue Michael Jackson. Quien me conoció en aquella época, tuvo que sufrirme poniendo los discos o las cintas en el walkman a todas horas, intentando emularle en su famoso «moonwalk», tratando de contagiar mi pasión a todo el que tuviese cerca.

Pero no tengo intención de hablar de él en esta entrada. Con el transcurso de los años, me he ido quedando con los recuerdos de esas emociones, pero me he dado cuenta de quienes son mis ídolos reales. He ido aprendiendo y valorando todas las cosas que poseo, todas las oportunidades a las que me he podido aferrar por nacer donde nací, y vivir con quien viví. Es a ellos a quienes en particular quiero rendir tributo. A Juan Moreno Bardón y a Rosalía López Ropero, mis padres. Ellos no solo me dieron la vida, me regalaron su luz.

Esa luz ha irradiado en muchos lugares, ha viajado conmigo incluso cuando no me daba cuenta. En este rinconcito literario, quisiera hacerles su merecido hueco de la mejor manera posible; con sus textos. Porque ellos escriben, declaman poesía con un bello canto, con sensibilidad y dulzura.

Mi padre siempre estuvo rodeado de libros. Siempre nos instaba a mis hermanos y a mí para que leyésemos, siendo la base de lo que hoy hago y que tanto placer me causa. A él le debo mi interés en esas maravillosas palabras que forman el universo de la literatura.

Mi madre pasó la mayor parte del mejor tiempo de su vida, al cuidado de todos sus hijos, ofreciendo lo más preciado que pueda poseerse, su propio tiempo de manera constante y entregada. Cuando ya crecimos y dejamos de ser seres dependientes (en todos los sentidos) procuró aprender lo que no le dejamos entonces. A partir de ahí, comenzó a escribir, y salió de dentro una fuerza y una pasión que desconocía. Nunca es tarde. Es admirable…

Os dejo a continuación un texto de cada uno, elegido por ellos mismos.

AUSENCIA
 
Con los ojos cerrados, alargo la mano buscando entre las sábanas, tu suave y cálido cuerpo sin hallarte.
 
Un sobresalto me sacude y, en ese momento soy consciente de tu ausencia. Y una mueca de amargura se forma en mi rostro al saberte ya, fuera de mi vida.
 
Aún siento tu presencia, el aroma y la tibieza  de tu piel, que  permanecen impregnadas en la cama; nuestra cama.
 
Incontroladas lágrimas ruedan por mis mejillas y un doloroso y hondo sollozo se ahoga en mi garganta. ¡Lamento tanto no haber sabido mantenerte a mi lado!
 
Añoro tu presencia, tus apasionados y tiernos besos, tu inocencia, fundirnos los dos en uno y aún en la distancia, saberte siempre cerca.
 
La casa está sorda de tu voz, de tu risa, de tu serena presencia, impregnada de tu suave
y fresco perfume…llena aún de ti.
 
Mi alma atormentada no encuentra consuelo,
me invade la tristeza, me siento vacío, torpe, mezquino…
 
Camino por las calles sin rumbo, ignorando si luce el sol o el cielo está estrellado, abandonado a que sé yo qué destino. 
 
No puedo saber cuánto tiempo llevo deambulando ni cuándo comenzó a llover,
solo sé, que me pesaba demasiado la ropa que me cubría.
 
Nada ya me importa si no estas a mi lado.
Los celos me consumen a sabiendas de no tener ningún derecho sobre ti, te tuve y no estuve a la altura para hacerte feliz, y ahora me pregunto: ¿dónde, dónde y, con quién estará?…
 
                                               Rosalía   30 /10 /15

GRACIAS- Juan Moreno

Desde que te contemplé por vez primera, supe que un día formarías parte de mi vida. Me enamoré de ti porque tú eres amor.

Veneraba esas rotundas formas de tu grácil figura; me acercaba, pero la timidez me impedía siquiera rozarte. Tu cuerpo de diosa griega me atraía, como los cantos de sirena tentaron a Ulises. Te habías convertido en mi obsesión, mi ilusión, mi deseo…

Nunca perdí la fe de acariciarte, pero la esperanza de volver a verte se alejaba, hasta que un día, casualidades que la vida nos depara, nuestros caminos se cruzaron y pensé que el destino, de nuevo te había puesto en mi camino. Dejándome llevar por un impulso irrefrenable, te pedí o más bien te supliqué que me acompañaras. Tu silencio me dio a entender que aceptabas y me sentí el ser más feliz del universo. Durante el paseo te prometí cuidarte, mimarte y amarte siempre.

Te presenté a mis amigos que se rindieron a tu juventud y lozanía.

Mientras, permanecías junto a mí, en silencio. ¡Siempre el silencio presidiendo nuestros encuentros!.

Pasado un tiempo, me propuse definir nuestra relación, si bien presentí que no iba a resultar fácil, confirmándomelo cuando decidí acariciarte y la respuesta consistió en un tenue gemido, que más se asemejaba a un lamento.

Con tristeza fui consciente de no haber sido capaz de despertar en ti la más mínima emoción. No fui capaz de seducirte y despertar otro sentimiento que no fuera la apatía. En mi torpeza, tampoco supe tocar la cuerda de la pasión y tu respuesta no podía ser otra que el desencanto. Discúlpame si no he sabido dar más de mí, lo he intentado, pero ha resultado estéril, soy consciente de haberte decepcionado. También a mí.

Pero, a pesar de no ser correspondido, siempre me quedará el consuelo de haberte tenido entre mis brazos y así, cumplir uno de mis mayores deseos.

Por favor, no me guardes rencor. Gracias por esos momentos de ilusión y hasta siempre… GUITARRA.

Gracias a ambos por hacer de mi vida un lugar en el que me gusta estar…

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