DÍA 8: ALMA

DÍA 8: ALMA

No recuerdo cuándo la perdí. Ni siquiera sé adonde fue a parar pero lo que si tengo muy presente en la memoria es por qué. Porque fui un necio y me agarré al cuello de la ambición, donde moran los más jóvenes e inexpertos. Porque cuando se piensa en la vida como en un infinito, se llevan a cabo acciones que previa reflexión profunda, nunca se emprenderían.

Parece que en un momento determinado todo lo que nos rodea y hace felices permanecerá indeleble, como el brillo de las estrellas en un cielo lejano.

El día en que elegí mi carrera en lugar de su compañía y su consejo, fue cuando todo comenzó. El momento exacto lo desconozco pero sí sé cuando se produjo el mayor error de mi vida. El orgullo, la soberbia y y el poder nublaron mi cabeza, enturbiaron mi alma…

Esa parte inmaterial, inespecífica que envuelve nuestra materia, estaba en paz, en un agradable equilibrio interior antes de aquel error. Ahora con el tiempo y mirando en retrospectiva debo admitir que algo profundo en mí, pese a no saber la repercusión que podría tener en el futuro, era conocedor de que ponía mi alma en venta y con ello lo que sin ser consciente, más importaba de mi mundo.

Lo que daría ahora mismo por recuperar aunque fuese un trocito de mi alma perdida. Cambiaría mis coches, mi lujosa casa, mis amantes, por un rato de nuevo junto a aquel que fui en otra vida, en un mundo donde todo era sencillo y sincero.

La venta de mi «humanidad» me ha reportado cuantiosos beneficios materiales pero el coste por ello ha sido la soledad. Aguijoneado por la codicia he ido amasando poder sin importar los cadáveres que se amontonaban en el armario.

He llegado a un punto en que nada me satisface y por lo que me he dispuesto a emprender un largo viaje para buscarla y tratar de equilibrar mi presente. Me desharé de lo que no me aporte y trataré de reconocerme en ese espejo de antaño donde mi sonrisa era un reflejo de mi espíritu inquieto e ilusionado. Sé que el pasado no otorga segundas oportunidades y que ella habrá rehecho su vida, en la que espero que sea feliz. Jamás me presentaría ante ella para truncar sus sueños y atormentar su presente. Tal vez no tenga tanta influencia después de tantos años, quién sabe, pero por si acaso seguiré mi camino, uno nuevo que pienso trazar y que me llevará por nuevos senderos.

Desde que he tomado esta decisión, me encuentro tranquilo. Por primera vez en muchos años, sé que he tomado la decisión acertada. Quizás el pasado no dé segundas oportunidades, pero desde luego el futuro es muy probable que sí me las entregue y allí recupere mi alma perdida.

3 comentarios

  1. El alma nunca se pierde, sólo cambia de color. A veces es oscuridad y otras veces es luz, pero siempre es parte de nosotros. Reconocer su oscuridad y querer iluminarla es un viaje precioso… y el que lo hace consciente y emprende este periplo interior o exterior siempre se merece todo lo mejor.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Volver arriba