DÍA 29: LUZ

DÍA 29: LUZ

Es fundamental para poder inmortalizar una imagen, una escena, con su particular esencia, con su toque de distinción. Me sirve para contemplar la realidad con poderosa precisión.

Cuando me sumo en la noche para entrar en el mundo de los sueños, la quietud, la calma y la oscuridad se apoderan de los contornos y las afueras. Mi mente viaja lejos de mi cuarto buscando recuerdos próximos y remotos, preparando proyectos que guardo con ilusión. Parece que su negrura me invita a meditar.

Cuando la luz radiante entra vigorosa por la ventana, los pensamientos trasnochadores se esfuman junto a la noche estrellada. Todo parece más nítido. Los espectros maliciosos de entonces desaparecen y solo queda lo propicio, aquello que me ayuda a descubrir y comprender mejor mis propósitos.

Pero la más prodigiosa de las luces pertenece a las personas con su inherente refulgencia, distinta de la del sol. Cada cual brilla con su propio reflejo, irradiándola con peculiar intensidad. Hay quienes prefieren llamarla esencia, alma quizás. Yo me inclino por la luz, por ser una constante que me acompaña desde el amanecer hasta el crepúsculo.

Me quedo con los destellos de las personas que iluminan todo en derredor, que me marcan caminos que con los míos no consigo divisar. Huyo de quienes sin pretenderlo los consiguen atenuar, impidiéndome seguir mi sendero, lastrando mi equipaje y envolviéndome en sus tinieblas.

Y cuando en ocasiones me atrapa el silencio y me domina la nebulosa en medio de una tormenta, escudriño el horizonte en busca de algún brillo, tratando de divisar algún faro que me permita regresar.

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